El especialista español explica que la enseñanza de la tecnología y el desarrollo de habilidades, destrezas y capacidades son compatibles con el valor educativo de los hábitos. Estos últimos no pueden quedar en segundo plano.
Por Tania Elías. 28 junio, 2018.Todo suma en la educación: el preocuparse por hacer del alumno una persona competitiva, por poner a su alcance la última tecnología, prepararlo para responder a los retos del mercado laboral a futuro, pero también –y no se puede olvidar– formarlos. Esa fue la reflexión del doctor José María Barrio, quien dictó el Seminario de Antropología de la Educación, a docentes de la región y a estudiantes de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Piura.
El doctor Barrio explicó que el hombre puede ser educado y necesita serlo, porque siempre puede ser más de lo que es. “Creo que la educación es una ayuda al crecimiento de lo más humano del ser humano, en dimensiones como la intelectual, moral, cívica, religiosa; en el fondo la educación consiste en alentar ese crecimiento, orientarlo o reorientarlo”, dijo.
Sin embargo, lamentó que, en la actualidad, la atmósfera sociocultural haga olvidar este fin de la educación, ante mensajes persistentes que convierten a los instrumentos, como la tecnología, en el fin y no en el medio.
“El hombre es un ser técnico que necesita hacerse cargo de la realidad y de sí mismo. Esto reclama un cierto dominio de las herramientas, pero sin olvidar que la virtualidad de un medio es la eficacia con la que puede ayudar a la persona a lograr un fin. Lo que pasa es que, en un universo hipertecnológico, parece que el discurso instrumental se ha convertido en el fin y no en el medio”, remarcó.
Ante esta situación, el doctor Barrio indicó que los docentes deben recordar el valor educativo que tienen los hábitos, algo que a su parecer está en riesgo de olvido. “Parece que hoy, la tarea de los educadores es ocuparse en las competencias, habilidades, destrezas. Creo que eso es importante, pero también lo es promover el hábito de estudio, y otras virtudes”, consideró.
“Las virtudes intelectuales y morales no se pueden inculcar con rutinas repetitivas, como ocurre con las competencias, pero sí cabe alentarlas. Esa es la tarea de un educador porque así ayuda a sus alumnos a pensar y actuar mejor. Esa es la asignatura pendiente. Estamos dedicados a lo digital, a la calidad total, la excelencia, a que (los estudiantes) sean competitivos. Sin duda, hay presión en esto, pero es necesario no olvidar lo importante”, resumió.
Consideró que está bien que la gente que tiene hijos desee que les vaya bien en la vida, que sean competitivos, que obtengan un buen trabajo; pero lo que en el fondo deben anhelar es que sean buenas personas. Para él, querer lo uno y lo otro no son cosas incompatibles, pero tampoco son lo mismo. Hay una innovación educativa pendiente, formar personas, que no puede pasar a un segundo plano.
El doctor Barrio, docente de la Universidad Complutense de Madrid, compartió con los asistentes al Seminario de Antropología de la Educación algunas reflexiones sobre el profesor como formador de la libertad y sobre los retos actuales de la educación cívica, entre otras cuestiones.